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VACUNA CONTRA EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

  • Foto del escritor: Edward David Gonzales Galvez
    Edward David Gonzales Galvez
  • 26 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

El cáncer de cuello uterino actualmente es un problema de salud publica en el Perú y representa el segundo cáncer más frecuente a nivel nacional después del cáncer de mama y en el 2018 se diagnosticaron 4103 nuevos casos de cáncer de cuello uterino asimismo produce una alta mortalidad en el Perú registrándose 1836 muertes en el 2018. Este cáncer es de origen infeccioso pues se ha identificado el virus del Papiloma Humano como su agente causal y este reconocimiento constituye uno de los grandes avances en el conocimiento médico de las últimas décadas.


La infección por el virus del papiloma humano es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en todo el mundo, causa displasia o anomalía en el desarrollo de los tejidos localizados principalmente en el área anogenital y también en el tracto aero-digestivo tanto en mujeres como hombres. Entre las mujeres produce la infección de transmisión sexual más común; más de 300 millones de mujeres a nivel mundial son portadoras del virus de los cuales la tercera parte están infectadas por los tipos 16 y 18 que son los oncogénicos los cuales derivarán en el cáncer de cuello uterino en el transcurso de 10 a 20 años. El 70% de los cánceres del cuello uterino están vinculados a los tipos 16 y 18; pero si a ellos incluimos a los otros 5 tipos más comunes como son 31, 33, 45, 52, 58 habremos incluido al 90% de los agentes causales del cáncer del cuello uterino.


Desde la identificación de este virus, se han emprendido estrategias para el diagnostico precoz del cáncer de cuello uterino a través de la implementación del frotis del papanicolaou y en la actualidad esta medida se complementa con las pruebas de detección viral. Pero a partir de este milenio se ha implementado medidas de prevención primaria como es la vacunación el cual se han introducido a nivel mundial desde el año 2006 y en el Perú a partir del 2015 los cuales han sido autorizadas por la Food and Drug Administración (FDA), recomendadas por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la American College of Obstetrics and Gynecology y la American Cancer Society. Esta vacunación constituye una estrategia de salud pública que se basa en la capacidad de estimular una respuesta inmunológica que es de 50 a 80 veces mayor a la de la infección natural.


La primera vacuna contra el papiloma humano surgió en el 2006 y fue denominada tetravalente (Gardasil 4) pues protegía contra los tipos 16,18, 6 y 11; mostrando una eficacia del 99% contra las lesiones de alto grado de cuello uterino. La vacuna bivalente (Cervarix) fue presentada en el 2007 contra los tipos 16 y 18 con una eficacia del 100%. Ninguna de estas vacunas contiene ADN viral por lo que su aplicación no puede producir infección y mucho menos enfermedad. En el 2015 fue autorizada la vacuna Gardasil 9 conocida como la nonavalente que añade a los 4 genotipos antiguos, los genotipos 31,35,41,52 y 58; confiriendo más eficacia en la inmunogenicidad reduciendo la incidencia del cáncer del cuello uterino y sus lesiones premalignas. En la vacuna nonavalente esta autorizada la aplicación de dos dosis separadas por 6 meses, en menores de 14 años y de 3 dosis (0,2,6 meses) a partir de los 15 años de edad. Esta vacuna ha demostrado ser efectiva en las mujeres hasta los 45 años aunque es conocido que la respuesta inmunológica disminuye a partir de los 26 años; y si se administra a menor edad habrá una mayor producción de anticuerpos neutralizantes; por eso es recomendable utilizar la vacuna antes de exponerse al agente patógeno es decir antes del inicio de la actividad sexual.


En la actualidad esta demostrada la eficacia de la vacunación contra el virus del Papiloma humano en prevenir el cáncer y sus lesiones premalignas en el cuello uterino, vulva y vagina; pero además su seguridad esta garantizada por lo que es imperativo que su uso se incluya en un calendario de vacunación en nuestro país en forma permanente y no en forma ocasional como ha venido ocurriendo en los establecimientos públicos de salud. Y tal vez en un futuro próximo se pueda extender la vacunación a los hombres, pues algunos estudios reportan una prevalencia de infección por el Papiloma humano de hasta el 50 % en varones; e inclusive puede resultar beneficio vacunar a hombres en lugares donde exista baja cobertura de vacunación en mujeres.


 
 
 

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